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Sanando las heridas de la infancia: Cómo las terapias y la visualización pueden ayudar a superarlas.


Todos sufrimos experiencias dolorosas en nuestra niñez que pueden tener un impacto significativo sobre nuestra vida de adulto. Entre las cinco heridas emocionales más comunes se encuentran el abandono, la traición, la humillación, el rechazo y la injusticia.


La herida emocional del abandono puede hacernos sentir inseguros y poco importantes, lo que puede afectar nuestras relaciones en la vida adulta. La traición, por otro lado, puede hacernos tener dificultades para confiar en los demás y llevar a problemas de ansiedad y depresión. La humillación puede afectar nuestra autoestima y nuestra capacidad para expresarnos en público. El rechazo puede hacernos sentir poco valorados y dificultar el establecimiento de relaciones saludables. La injusticia puede hacernos sentir privados de un trato justo y sesgado.


Por suerte, existen formas efectivas de sanar estas heridas emocionales. En Sanar Esencia, ofrecemos una técnica de visualización guiada para explorar nuestras emociones profundas y liberar el dolor que nos limita en nuestra vida diaria. Podemos aprender a comunicarnos de manera efectiva y establecer relaciones más saludables y significativas. También podemos identificar patrones de comportamiento y pensamiento negativos y trabajar para reemplazarlos con pensamientos y comportamientos más positivos y alentadores.


Es importante recordar que nuestras heridas emocionales son parte de nuestra historia, pero no tienen que definir nuestro futuro. Al sanar estas heridas, podemos avanzar hacia una vida más plena y satisfactoria sin cargar con el peso del pasado.

A continuación, describimos cada una de las cinco heridas emocionales más comunes, y explicamos cómo pueden afectar nuestra vida adulta.

  1. Abandono: La herida emocional del abandono se refiere a una sensación de falta de seguridad emocional y a la percepción de que uno no es valioso o importante para los demás. Las personas que experimentan esta herida emocional pueden tener problemas relacionales en la vida adulta y pueden tener dificultades para establecer relaciones estables.

  2. Traición: La herida emocional de la traición se refiere a experiencias en las que uno se siente traicionado o abandonado por alguien en quien había confiado. Esta herida emocional puede afectar la capacidad de las personas para confiar en los demás y puede impedir que formen relaciones estables y saludables. También puede llevar a problemas de ansiedad y depresión.

  3. Humillación: La herida emocional de la humillación se refiere a la sensación de ser avergonzado o desvalorizado por los demás, lo que puede tener un impacto negativo en la autoestima. Las personas que experimentan esta herida emocional pueden tener dificultades para expresarse y presentarse en público, y pueden ser más propensas a la ansiedad social y a la depresión.

  4. Rechazo: La herida emocional del rechazo se refiere a la sensación de ser rechazado o no aceptado por los demás. Las personas que experimentan esta herida emocional pueden tener problemas de autoestima y pueden tener dificultades para establecer relaciones saludables. También pueden ser más propensas a la ansiedad y a la depresión.

  5. Injusticia: La herida emocional de injusticia en la infancia se refiere a el sentimiento de haber sido privados de un trato justo o que se les han impuesto castigos o restricciones inmerecidas. Puede incluir situaciones donde un niño es castigado por algo que no hizo, o cuando un niño es víctima de favoritismo o sesgo por parte de un cuidador o figura de autoridad.


Cuidar a nuestro niño interior como adultos responsables nos ayuda a comprender nuestras propias limitaciones y prioridades, dejando de depender de los demás para sentirnos llenos y seguros. El primer paso para construir relaciones sanas es cubrir las necesidades básicas de nuestra niñez, pero esto solo se puede lograr si trabajamos internamente y afrontamos nuestras heridas y traumas infantiles como adultos.

Te invito a iniciar un proceso de autoconocimiento que te permita desarrollar tu propia confianza y así aprovechar al máximo tus capacidades. ¿Listo para sanar a tu niño interior?

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